Pánico e histeria en la Torre de Control de Madrid-Barajas
(..)Los hechos que pasamos a relatarles acontecieron el pasado viernes a las 14.45 de la tarde en la Torre de Control del Aeropuerto Madrid-Barajas. Hasta allí suben tres directivas de Recursos Humanos y se dirigen a los tres controladores que están en frecuencia. En ese momento les hacen entrega de una carta, que reproducimos, en la que se les obliga a acudir “obligatoriamente” a trabajar hoy lunes por la tarde sin tener servicio adjudicado “al objeto de cubrir una incidencia sobrevenida en el servicio”. La misiva está firmada por Maite Montoto Ugarte, jefa de División de Administración y Recursos Humanos (DRNA Centro Norte).
En la misiva se hace referencia al Real Decreto Ley 1/2010, de 5 de febrero y la obligación que éste establece “para todos los empleados públicos que desempeñan funciones de control de tránsito aéreo al servicio de AENA, del deber de realizar de manera inexcusable la jornada necesaria para garantizar la continuidad y sostenibilidad de dichos servicios y la obligación de AENA, como entidad prestadora de servicios de navegación aérea, de dar continuidad a la prestación de los mismos”. Manu militari de José Blanco. El citado Real Decreto obliga a programar servicios con 10 días de antelación. Antes del decretazo, el plazo era de 3 meses.
Inseguridad del tráfico aéreo
El caso es que los emisarios de la Jefa de División reclaman a los controladores acuse de recibo. Lo que faltaba. Como nos lo cuentan se los contamos: cruce de acusaciones. Agresiones verbales. Gritos. Dada la hora, cerca de las tres de la tarde, llega el relevo. Confusión. Caras de asombro, signos inequívocos de depresión. Una de las emisarias de Recursos Humanos rompe a llorar. Otra compañera baja gritando.
Y entre tanto, los aviones llamando por radio. Histeria colectiva. Intento de conciliación por parte del Jefe de Sala y el Supervisor. Siempre según algunos de los presentes, se produjo “una merma en la seguridad del tráfico aéreo, creando una situación de confusión y restando la concentración necesaria para dar un servicio adecuado”. Pues nada. A lo que se atisba, José Blanco no tiene todo controlado como a él le gusta.
Y entre tanto, los aviones llamando por radio. Histeria colectiva. Intento de conciliación por parte del Jefe de Sala y el Supervisor. Siempre según algunos de los presentes, se produjo “una merma en la seguridad del tráfico aéreo, creando una situación de confusión y restando la concentración necesaria para dar un servicio adecuado”. Pues nada. A lo que se atisba, José Blanco no tiene todo controlado como a él le gusta.
(fuente: extraconfidencial.com)
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