(La unica verdad que he leido nunca en un texto republicano)
La tercera oleada de consulta independentistas de Cataluña se ha resuelto con pocas sorpresas, con participaciones irregulares e incluso muy débiles en las poblaciones más pobladas que sitúan los votantes en alrededor del 20% del censo, aún más abjo que en febrero. Podría haber sido el tsunami, la ola que colocase el independentismo como la única alternativa al actual sistema, por algo estaban llamadas al voto más de 1.300.000 personas de 211 localidades, entre ellas dos capitales de provincia -Lérida y Gerona- e importantes ciudades que son capitales de comarca.
Pero los resultados han sido más bien exiguos. Para muestra un ejemplo: Lérida tenía coonvocados a 114.100 ciudadanos y sólo acudió a votar el 8,23%, mientras que Gerona (78.521 ciudadanos censados) tuvo una participación del 21,39%. Con más del 85% escrutado -y sólo a falta de alguna población de relativa importancia-, la participación se situaba a medianoche en el 17,7%, sensiblemente más baja que el 27% de la primera oleada y que el 21% del pasado febrero. Con algunas poblaciones que faltaban por escrutar, la participación puede rondar, al final, el 18%. La independencia, pues, no interesa a la mayoría de los catalanes y va perdiendo fuelle. Ya lo dijo el alcalde leridano, Àngel Ros: “El pueblo catalán no quiere indefinición, inseguridad ni aventuras que no saben a dónde van”.
Y si hablamos de las comarcas sureñas, el globo se desinfla más. En Reus estuvo Joan Carretero, el díscolo que abandonó ERC para montar chiringuito propio contando con la moda soberanista. Pero incluso allí pinchó estrepitosamente: la emblemática localidad tarraconense registró un 14,72% de participación. Allí fueron también el diputado de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) Uriel Bertran, uno de los más activos, y Carles Móra, alcalde de Arenys de Munt, población donde se hizo el ensayo del primer referéndum en septiembre del 2009. Y allí votó el presidente del Parlamento autonomico, Ernest Benach. Nada valió para impulsar la participación.
Las cúpulas de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y de Esquerra estuvieron a pie de urna para llamar a la movilización. En los referéndums del pasado mes de febrero, Convergència retiró a su cúpula a un discreto segundo plano y movilizó solamente a un par de diputados del Parlamento autonómico. Pero ahora es diferente. Con las elecciones a seis meses vista, hay que mimar también el voto más nacionalista o declaradamente independentista. Aún así, no fue suficiente. Ni siquiera con el censo hinchado con los jóvenes de 16 a 18 años -lo que en algunas comarcas es un importante apoyo al sí- y los inmigrantes censados, aunque no tengan permiso de residencia (....)
Los números cantan: en algunas poblaciones, el batacazo fue de órdago. En Figueres, cerca de Gerona, 35.960 almas censadas, votaron sólo 5.218 (el 14,51%). Su vecina Salt (24.194 censados) llegó al 15,08%. En Sant Sadurní d’Anoia, otro ejemplo, la participación fue de sólo el 16,93%. O en Santa Susana, (comarca del Maresme), que con 2.590 censados sólo acudieron a las urnas el 13,71%. Esta comarca, situada al norte de Barcelona, dio la espalda a la independencia: Tordera (12.701 habitantes censados) tuvo una participación del 9,85%; Malgrat de Mar (15.577 almas), llegó al 13,39%; y Pineda de Mar (22.202 censados) tuvo el 12,44%.
Incluso en la populosa Manresa, en el corazón de Cataluña, la participación no fue todo lo buena que era de esperar, aunque allí votó el consejero de Innovación, Universidades y Empresa, Josep Huguet (ERC): de las 64.548 personas censadas, acudieron a ejercer su derecho sólo el 18,47%. La Seu d’Urgell, cerca de Andorra, a donde se desplazó a votar el propio consejero de Gobernación, el republicano Jordi Ausàs (por algo fue su alcalde), de los 10.931 censados, sólo pudo presentar una movilización del 17,27%. Por contra, en poblaciones como Olot (27.633 votantes) la participación fue del 26,48%. O en Igualada (32.243 votantes) se llegó al 23,3%. O en Valls (20.884 censados) se alcanzó el 26,33%. Y en Sant Just Desvern, pleno Baix Llobregat, es decir, cinturón rojo, lindante con Barcelona, una población con 11.463 votantes, se acercaron a las urnas el 20,69%. Sus vecinas no siguieron la estela: Corbera de Llobregat (12.015 votos posibles) sólo vio una participación del 15,19%; Martorell, con 22.645 censados, llegó sólo al 12,37%; Vallirana (10.300 censados), al 10,98%.
En el otro extremo del cinturón rojo, las cosas no fueron mejor. En Granollers (50.475 llamados a las urnas) sólo acudió el 17,12%; en Mollet del Vallès, de los 43.283 censados sólo secundaron el llamamiento el 7,42%; en Lliçà d’Amunt, votó el 11,94% de los 11.246 censados, mientras que en Montcada i Reixac (27.544 censados) sólo se llegó al 7,84% de participación. Hubo excepciones en la comarca: La Garriga (12.422 censados) registró una participación del 23,93%.
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