(por su interes y por estar en sintonia total con el autor en esta cuestión, reproduzco integro este articulo de Carlos Cancela, columnista en el conifedncial.com)
Los mismos paganos.
El conductor de un vehículo es la presa más fácil que se puede encontrrar a la hora de rellenar las arcas públicas, ya sean las de Hacienda, las de las Comunidades Autonómas o las de los ayuntamientos. Cada día lo demuestran los hechos.
La de la ORA, la Ordenanza de Regulación del Aparcamiento, es un claro ejemplo de ello. En el mes de agosto, que hay mucho menos tráfico en Madrid, los responsables municipales siguen manteniendo la citada ORA durante las mañanas. Y eso pese a que en muchos barrios la presencia de coches es mínima y que al reducir el mantenimiento son muchos los aparatos fuera de servicio. Pero está claro que hay que hacer caja.
El martes de la semana pasada he tenido un incidente lamentable con este tema. Siempre pongo el papelito en cuestión y estoy permanentemente pendiente de poner uno nuevo para evitar las multas. Yo, que siempre les protesto por estos temas de las multas, procuro por todos los medios que no me impongan ningún tipo de sanción, pero cuando no consigo evitarlo la pago religiosamente.
Pues bien, llego a una zona sujeta al sistema de aparcamiento vigilado de la ORA, y después de tener que ir a tres aparatos diferentes por sendas averías en ellos, por fin consigo uno que funciona, pago los dos euros y tengo una hora de aparcamiento. Lo hice a las 11.27, por lo que expiraba a las 12.27. Pongo un segundo papel a las 12.35, que sirve hasta las 13.35. Y cuando bajo a las 13.10 a por mi coche compruebo, con horror, que me han puesto la sanción. Y lo han hecho a las 12.46, en plena vigencia de mi papel de pago.
Empiezo a buscar a los controladores de la zona, y llego a encontrar a tres de ellos, pero todos me dicen lo mismo, “yo lo siento, no es mi zona, se lo arreglaría pero no puedo porque no es mi zona”. Sigo buscando pero no encuentro al “responsable” y un vigilante de otra zona me dice que él habla con el supervisor, que no me preocupe. Y se queda con mi multa y con el papel de haber pagado la “cuota”.
Como no me quedé demasiado tranquilo le pregunté si podía hablar yo mismo con el supervisor, aunque fuera por teléfono o que dónde estaba, pero su respuesta fue clara “lo tenemos expresamente prohibido, no le puedo dar ningún dato del supervisor”.
Luego, comentándolo con otros vecinos de la zona, me dicen que siempre dicen lo mismo, que van a quitar la multa, pero que la multa siempre llega a su destino y que si no se paga llega el embargo. Y siguiendo con el tema, me empiezan a comentar que lo más frecuente es que las sanciones de aparcamiento que se quitan pagando tres euros, luego, pese a haber pagado esa cantidad para eliminar la multa, ésta sigue llegando al dueño del coche. Y si se quiere evitar el embargo hay que pagarla o hacer un complicado recurso y que casi siempre se pierde.
Yo mismo, hace unos meses les conté que nunca jamás en la vida he dejado de pagar una multa y que el ayuntamiento de Madrid, sin el menor aviso, sin tener un coche a mi nombre y sin ser vecino del ayuntamiento de Madrid, le embargó a mi madre una cuenta bancaria para cobrar 40 euros de una multa de aparcamiento que supuestamente se me había impuesto a mí. Lo peor es que no sé ni cuándo, ni con coche, ni dónde, pero la multa estaba cobrada, que es lo único que les importa.
Y yo pregunto, ¿dónde está la presunción de inocencia que menciona expresamente la Constitución? Me imagino que lo único que puedo hacer es pagar una multa totalmente injusta o, si no tuviera otra cosa que hacer, ponerme a hacer un recurso y empezar a pleitear con el ayuntamiento de Madrid. Son unos mangantes.
Lo peor es que los abogados del ayuntamiento, esos que defienden al ayuntamiento contra sus ciudadanos, cobran su sueldo de los impuestos que pagan los ciudadanos. Y se da el caso curioso de que el mismo ciudadano paga a su abogado defensor y paga también al que le acusa. Bueno, también paga al juez, y al secretario del juzgado, y el alquiler del edificio y todo lo demás.
Es lo que podríamos llamar el “pagano” de turno. Y lo peor es que además de ser el que paga, casi siempre pierde. Ese dicho de que el cliente siempre tiene razón no es válido para el automóvil, porque el que paga no tiene ningún derecho. (mi opinion personal, esta vez en una imagen, que en este caso, vale mas que mil palabras)
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