RTVE ha sido, y es, la gran reserva que a lo largo de estos años ha permitido mantener la ilusión de un complejo mediático zapaterista pata negra. Mediapro, propiedad de Jaume Roures, y las otras productoras vinculadas a La Sexta recaudaban a través de sus trabajos y a partir de ahí el flujo financiaba los otros proyectos. Nada que objetar si no fuera porque desde el propio ente se ponía en entredicho que las producciones externas de esas empresas fueran más baratas que la interna de RTVE.
Quizá por eso resultó enormemente simbólica la decisión del Consejo de Administración del ente público, el miércoles, de cancelar el contrato con una de las joyas de la corona de Mediapro como era España Directo. El programa estuvo en la picota desde que comenzó sus emisiones y consiguió unir a sindicatos y consejeros vinculados al PP. Unos, porque el elevado coste de su producción externa; otros, porque veían en él una forma de financiar los proyectos editoriales de los -Juan Luis Cebrián dixit- "brujos visitadores" de La Moncloa, más favorables al presidente del Gobierno. Que todo el Consejo de Administración, con Alberto Oliart al frente, votase el fin del contrato es algo que Roures, probablemente, no olvidará. Y, a no ser que reciba compensación por otro lado, cabe preguntarse si las estrellas de Mediapro y Zapatero corren paralelas en su declive.
Quienes hemos seguido la trayectoria de este atípico empresario -en su carácter, en su gestión, en su vestuario- sabemos que Roures no es de los que se rinden. Como adversario es duro -como bien saben Cebrián, los Polanco o los damnificados por sus querellas, de Eulogio López a Ferrán Monegal-, y negarle a Mediapro capacidad de salir a flote sería osado. Pero cifras cantan, y últimamente su conglomerado acumula deudas y deudas. Mantiene, sí, el Maná de los derechos de retransmisión del fútbol, sobre todo el de dos grandes como el Real Madrid y el Fútbol Club Barcelona, hasta 2012. Sin embargo, Prisa no ceja y amenaza con retomar la guerra del fútbol poco a poco. De momento, Prisa TV y Digital + empiezan a levantar la patita apoyadas por dos gigantes como Telefónica y Telecinco. Los de César Alierta, grandes en dinero contante y sonante; los de Paolo Vasile, expertos -al margen de la opinión sobre sus productos- en conseguir audiencia.
Mientras, Roures y su socio, Tatxo Benet, se encuentran con una sucesión de problemas: las deudas generadas por su participación en La Sexta, la pérdida de los derechos de la Champion por un agónico Gol TV, el concurso de acreedores de Mediaproducciones, la costosa alianza con Unidad Editorial en una Marca TV que va pichípichá, los impagos de los contenidos de Giralda TV, la cincuentena de despedidos en Molinare ... y las inquietudes por el futuro de los contratos con televisiones autonómicas y locales que han pasado a ser controladas por Ejecutivos del PP. Y eso sin olvidar la apuesta arriesgada de Roures por el papel impreso, con La Voz de Asturias, emulo en el Principado de un Público sobre el que corren mil rumores sobre su futuro desde hace meses.
(fuente: el semanal digital)
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