La estrategia del derrotado PSOE centra sus esperanzas en quemar el gobierno del PP para el 2015 y no vacilará en usar a ETA y los de la "kaleborroka" del 15M y sindicatos para ello

Madrid.- Como si se tratara de una guerra de guerrillas, el plan del Ejecutivo socialista es tener agarrado a Mariano Rajoy por dos patas: la gestión del final de ETA y la política de recortes. En primer plano, la frase de más que muchos de los suyos entienden que el líder del PP pronunció en su reacción al comunicado de ETA, le ha dado luz verde a la gestión de diálogo con los terroristas de Zapatero. El hecho de que Rajoy dijera que el nuevo pasito de ETA se produce sin que se hayan dado concesiones políticas es prácticamente avalar la gestión de Zapatero-Rubalcaba, casi por completo, en la lucha contra el terrorismo, incluido chivatazo del Faisán y los numerosos contactos que siempre ha mantenido el PSOE-PSE con el entorno etarra a pesar de negarlos continuamente.


Y ahora son muchas las voces que recuerdan al líder del PP que sí que ha habido pago y sigue habiendo pago. Solamente hay que recordar, como mínimo, que Bildu ya está en las instituciones, que tiene más fuerza que nunca electoralmente y que todo lo que ha sucedido y sucederá es fruto de una hoja de ruta diseñada al ministro por el tándem Zapatero-Rubalcaba con Eguiguren de maestro de ceremonias.

Desde las propias filas populares, entienden que entre Rubalcaba, Zapatero y Rajoy se han producido muchos movimientos durante los últimos días y que el líder del PP ha quedado hipotecado de pies y manos para llevar a cabo un proceso con ETA que, como poco, puede suponer acercamientos y excarcelaciones de etarras y atajos con la ley que nadie entendería. Se trata de una herencia envenenada. El desgaste social será muy duro para el que se presume que ganará las elecciones generales el próximo 20-N. Pero, además, tendrá que hacer frente a una situación política en el País Vasco mucho más difícil si se produce finalmente un gran resultado electoral de Amaiur en los comicios generales. Esa doble presión puede tener serias repercusiones en las perspectivas electorales futuras de los populares y en la gestión de ese “regalito” que le han dejado los socialistas al político gallego.

La segunda pata de la estrategia de Rubalcaba será incendiar mediáticamente la sociedad ante cualquier iniciativa que el nuevo ejecutivo pueda poner en marcha y que suponga ajustes o recortes. Los peores agoreros ya ven a Rubalcaba manifestándose con UGT y CCOO detrás de una pancarta contra las medidas económicas que pueda adoptar el nuevo Ejecutivo.

Estos analistas políticos entienden que, además, Rubalcaba buscará el apoyo callejero de los autodenominados ‘indignados’, quienes, día sí y día también, convocarán actos y protestas callejeras que incendiarán las calles y que tendrán una amplia cobertura informativa por parte de los numerosos medios de comunicación afines al Partido Socialista.
Mientras, por el camino, el Ejecutivo está dejando blindados en puestos clave de las instituciones del Estado a personas leales al POSE que serán los ojos y los oídos de esta formación en los círculos de poder que probablemente a partir del 20-N queden en manos del PP.

En resumen, la estrategia del PSOE está focalizada y centrada en derrocar del poder a Rajoy en apenas cuatro años. Incluso, forzar un posible adelanto electoral trasladando la imagen de que España se ha convertido en un país tan ingobernable como Grecia. Es decir, Rubalcaba ha puesto en marcha una estrategia que de nuevo puede llevarle al Gobierno en menos de cuatros años. Ahora solamente falta saber cómo el líder del PP maneja esta herencia envenenada.

(fuente: lavozlibre.com)