La indignación de los comerciantes, muy especialmente de los joyeros, y de los propios policías que se baten el cobre a diario en la calle tiene nombres, apellidos, alias y, sobre todo, folios y folios de antecedentes.
Son los delincuentes más reincidentes, aquellos que se aprovechan de lo barato que sale, legalmente, pegar alunizajes o butrones; o lo que es lo mismo, robos con fuerza, uno de los delitos más comunes pero menos castigados en nuestro Código Penal. Tan sólo hay que echar mano de un dato. En la Memoria de la Fiscalía de 2009, se recogía que de los 2.416 detenidos por esta infracción puestos a disposición judicial, sólo 166 pasaron a prisión preventiva; es decir, nada más que el 6,87%.
Armando Rodríguez, secretario general del Gremio de Joyeros, lo dice claro: «Hay identificados 60 de estos delincuentes que suman 3.500 detenciones policiales». Es más, en sólo cuatro años, según los datos policiales que maneja ABC, la Policía detuvo a 200 aluniceros, acusados de perpetrar la friolera de mil delitos. Hay fichados unos 400, que cambian de banda y «modus operandi» según les conviene. Pero muchos, además, cometen otros golpes más graves y pasan de atentar contra el patrimonio a hacerlo contra las personas. Aún así, su permanencia en los calabozos o en la cárcel es mínima.
Félix Bote Vargas
Unos de los más reincidentes son los hermanos Félix y David Bote Vargas. Son unos clásicos que «atesoran» entre ambos más de 150 reseñas policiales. El mayor, Félix, de 31 años y con más de 80 arrestos a sus espaldas, fue detenido por última vez en 2010 por robar cobre; pero antes ya le había dado a todo tipo de comercios. Igual que David, dos años más joven y también del poblado de Las Mimbreras. Éste trabajó, además, con otro conocido en el mundillo, Carlos Jarry, que sumaba 30 antecedentes. El 9 de diciembre de 2007 salió en libertad provisional y horas después ya estaba atracando el Ikea de Vallecas y alunizando un despacho de loterías del mismo barrio. Días después, ya en enero, este delincuente, famoso por su enorme pericia al volante, caía asesinado en un ajuste de cuenta en Arganda del Rey. Una muerte similar a la que tuvo Alfredo Díaz Moreno, «El Pimiento», el apodo del experto ladrón que apareció muerto en Paracuellos del Jarama en diciembre de 2008, con 27 años. Formaba parte de la banda detenida en la operación «Anca», en 2005, acusada de 53 delitos y llevarse un botín de 6 millones de euros. Pero estaba en la calle.
Fuga de «El Troll»
Aunque algunas veces la reclusión en la cárcel no es suficiente. Ismael Arriero Valcárcel, más conocido como «Isma, el Troll», a sus 26 años, protagonizó una fuga de película durante la cremación de su padre en el cementerio de La Almudena, en 2008. Varios familiares apalearon a la Guardia Civil. «El Troll» tiene 35 antecedentes y es uno de los delincuentes que más quebraderos ha dado a la Policía en los últimos tiempos.
David Bote Vargas
Los pioneros fueron los hermanos Lázaro, que prácticamente inventaron el alunizaje desde su casa del poblado del Romancero Gitano. De allí, esa zona de Villaverde también conocida como Plata y Castañar o las Torres, y de Arroyo Fontarrón, Vallecas, proceden los «patas negras» del llegar, golpear, robar y huir lo más rápido posible. Simples ladronzuelos para la ley, peligrosas y expertas bandas que hacen muchísimo daño a comerciantes y policías, que son quienes tienen que padecerlos.
No se puede dejar pasar por alto otro nombre: Francisco Javier Martín Sáez, el «Niño Sáez». Su última «proeza» fue en un almacén de tabaco en San Sebastián (Guipúzcoa), en mayo pasado. Encabezaba otra banda después de ser detenido por un butrón en una joyería de Madrid. Claro que a las 24 horas le dejaron en libertad. Y eso que ya sumaba 26 antecedentes. Es experto en crear bandas como «comandos militares» y «profesionalizar» el alunizaje, no resistírsele una caja fuerte, haberse apropiado de 500.000 euros de una inmobiliaria, estar obsesionado con el gimnasio, pavonearse con coches de lujo y tener detrás a cien agentes en operaciones como «Bravo», «Ciclo», «Culata»... Presuntamente, unos 170 delitos.
El 3 de noviembre de 2008, la Policía Nacional detenía a Ricardo Jiménez, «El Richi», acusado de 65 robos con fuerza, atracos, lesiones, falsificación... Durante su intento de huida de los agentes, condujo en dirección contraria por la M-30 y se estampó contra otro coche. La víctima pasó diez días en la UCI. El «Richi» no le auxilió, sino que paró a otro vehículo y pistola en mano, se lo robó a su dueño. Tres días después, declaró ante el juez y quedó en la calle.
Como en la calle estaba el alunicero Hilario Jesús Y., «El Rubio», cuando, presuntamente, participó en la muerte de un joven en la Cubierta de Leganés. El fiscal le pide años
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