La coalición Bildu gestionará durante los cuatro próximos años la friolera de 1.869 millones de euros, un presupuesto muy superior al de La Rioja (1.258 millones). Los radicales tendrán a su disposición los 1.025 millones correspondientes a las 123 cajas municipales donde se han hecho con la alcaldía, según el cálculo estimativo de Ep. Solo en el Ayuntamiento de San Sebastián disfrutarán de un gasto presupuestado para este año en 390,7 millones. Localidades como Rentería (la tercera mayor de Guipúzcoa) y Mondragón, le reportarán 53 y 37 millones de euros más, respectivamente.
El gobierno cree que asi se compra seguridad, pero los antiterroristas no lo tienen tan claro.
El Gobierno cree, que en base a estas cesiones, que ETA mantendrá el «alto el fuego permanente, general y verificable», al menos, solo hasta que se celebren las próximas elecciones generales, una vez que los pistoleros han logrado colocar a Bildu en las instituciones y esperan que el Constitucional legalice Sortu.
Los expertos en la lucha antiterrorista consultados por ABC se muestran, sin embargo, más cautos que el Ejecutivo de Zapatero acerca de las intenciones de la banda a corto y medio plazo. No obstante, coinciden en que en la actual coyuntura la banda criminal está «especialmente satisfecha», ya que aspira a reeditar el pacto de Estella, «en versión mejorada», y ha logrado con éxito el primer objetivo: la «acumulación de fuerzas soberanistas». Ésta aún está abierta, ya que ETA pretende atraer también a Aralar, a otros grupúsculos nacionalistas y a un amplio sector del PNV si consiguen desgastar a la dirección que encabeza Iñigo Urkullu.
La violencia como lastre
Para ello, ETA necesita que los cargos electos de Bildu se asienten en las instituciones, donde van a escenificar una aparente moderación con el objetivo de captar adeptos a su estrategia. Y sabe que cualquier expresión de violencia sería un lastre, ya que obligaría a Bildu a posicionarse con mayor contundencia. Con todo, los expertos se inclinan por la cautela y avisan de que cuaquier imprevisto podría llevar a los actuales jefes, inexpertos al mando de una estructura muy debilitada, a dar un giro en su vigente «hoja de ruta».
El objetivo es, por tanto, llegar hasta las generales en un escenario sin atentados. Tras consolidar y ampliar la lograda «acumulación de fuerzas soberanistas», ETA intentaría pasar a la segunda fase de su «hoja de ruta». Coincidiría con la llegada del nuevo Gobierno, al que emplazá a iniciar una negociación técnica bajo el principio de «paz por presos», porque la otra, mediante la «mesa política», ya estaría en marcha de facto con esa reedición del pacto de Estella por los partidos nacionalistas.
Tradicionalmente, cuando la banda ha intentado forzar al Gobierno a una negociación, su estrategia se ha basado en lanzar una fuerte ofensiva terrorista —«acumular cadáveres sobre la mesa»—. Pero ahora las cosas no están tan claras. ETA no tiene hoy capacidad ooperativa suficiente para presionar al Ejecutivo a través de las armas.
Así que intentará presionar al Estado mediante su hegemonía en el poder local cristalizado en la coalición Bildu. A través de ella se propone constituir un frente de interlocución que represente al pueblo vasco en una hipotética negociación con el «Gobierno español». Por ello, una vez que ha logrado amplia representación en las instituciones municipales y forales, ETA prepara el abordaje a Ajuria Enea y para ello pretende presentar como candidato a lendakari en los comicios autonómicos de 2013 a Arnaldo Otegi, si es que para entonces está libre y habilitado para la política. Si fracasara en ese intento de doblegar al próximo Gobierno mediante la presión del «frente soberanista», la banda entonces se plantearía la reanudación de la «lucha armada».
Así las cosas, los expertos antiterroristas advierten de que, pese a que Bildu va a mantener desde las instituciones una posición aparentemente de «guante blanco» —que no excluye campañas a favor de los presos o de la negociación—, a ETA sin embargo le conviene al mismo tiempo demostrar que el País Vasco y Navarra están lejos de alcanzar la normalización. Esto es, que permanece el «conflicto» lo que hace necesario un «proceso» de cara a su «resolución». En esta estrategia va a utilizar a la ilegal Batasuna, Segi, Askatasuna, Ekin, que se encargarán de mantener la tensión en la calle con propuestas desestabilizadoras.
Con ese objetivo, la vieja guardia batasuna y la coalición Bildu recorrieron ayer Bilbao para exigir el reagrupamiento de los presos en cárceles vascas, la liberación de los etarras enfermos y la aniquilación de la «Doctrina Parot». Ese debe ser el primer paso para la «normalización» del «conflicto», según dijo el líder de EA, Pello Urizar, quien equiparó a los familiares de los presos con las víctimas de ETA en la que fue la primera aparición pública de Bildu tras asumir el poder en 123 ayuntamientos. «El camino es la amnistía», proclamaron los convocantes de la marcha folclórico-festiva a la que se adhirieron miles de personas y en la que se instó a llenar de banderas reivindicativas los pueblos y ciudades para «desarticular» la actual política penitenciaria española.
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